domingo, 29 de septiembre de 2013

Bardenas Reales

Paseo por las Bardenas (sin publicar trazado)
Cabaña de Aguirre, Castillo de Peñaflor, Vedado de Eguaras, El Risco, Cabaña de Aguirre
17 kilómetros, 4 horas sin prisas

Entramos en coche a las Bardenas Reales y, tras dejar atrás el Cabezo de las Cortinas y Castildetierra llegamos a la Cabaña de Aguirre donde aparcamos. Allí tomamos el camino hacia el Castillo de Peñaflor, dejando atrás la vista de Castildetierra.
El día amenazaba lluvia pero el sol nos acompaña durante las primeras horas.
Siempre nos esperamos un paisaje totalmente desértico en las Bardenas pero enseguida comprobamos que es una exageración. Encontraremos abundante vegetación durante el paseo y en los barrancos que recorremos desde el principio del paseo encontramos la presencia del agua que los ha ido moldeando.
Y entre el esparto y barrancos continuamos andando. El esparto, antes muy demandado para fabricar cuerdas, alpargatas y como soporte para escayolas, ha quedado en desuso pero continua creciendo silvestre.
Poco a poco nos alejamos de Castildetierra.
Y nos acercamos a otras montañas talladas en la arcilla.
Pasear haciendo fotos tiene el problema de que el resto del grupo te va haciendo la goma todo el rato y de vez en cuando hay que sudar un poco para alcanzarlos.
Pero recordar después algunos paisajes merece la pena.
De nuevo nos encontramos el agua en el fondo del barranco.
Y las increíbles formas que agua y viento van formando en la arcilla.
Poco a poco nos acercamos al Castillo de Peñaflor la vegetación aumenta y comenzamos a encontrarnos ejemplares de sabina, algunos bastante grandes, y pinos sueltos.
Las sabinas muestran sus rojos frutos.

Si miramos atrás observamos el contraste del verde del inicio del Vedado de Eguaras con la Bardena Blanca que acabamos de cruzar.
Y entre las sabinas continuamos nuestro camino.

Y enseguida comenzamos a ver la punta del Castillo de Peñaflor y detrás las paredes verticales del Risco.
Pero antes cruzamos los últimos barrancos blancos.
El rojo parece el color de la mañana porque los sisallos también florecen en este color. En esta época deberían mostrar ya sus frutos pero este verano tardío ha retrasado su floración.
Y entre las hierbas, con sus espigas secas,...
También encontramos una planta de estramonio, una planta venenosa cuyas semillas hay quien utiliza como droga por su contenido en alcaloides, sin darse cuenta del peligro de muerte que tiene consumir incluso una pequeña dosis.
Los pinos y las sabinas van tomando mayor envergadura por la mayor humedad de la reserva de Eguaras.
En algunos pinos encontramos el muérdago con los pequeños frutos que se empleaban para hacer la liga, el pegamento con el que se atrapaban pequeños pajarillos en las ramas.
Y ya tenemos a la vista el Castillo de Peñaflor, con su bloque de arrenisca asentado sobre la ladera de arcilla en claro porceso de erosión.
Cruzamos un llano al pie del Castillo y lo dejamos a la derecha para subir por el Vedado hasta el Plano.
Al volver la vista atrás vemos que nos sigue un grupo haciendo carrera de montaña. Curiosamente nos preguntan en francés por el castillo así que, sin necesidad de hablar, les decimos que se den la vuelta y hacia él vuelven. Parecía difícil no verlo, ¿verdad?
Entrelas sabinas crecen los lentiscos también con sus frutos rojos. Este arbusto de crecimiento muy lento se utiliza de portainjerto para el cultivo de pistachos.
Cruzando rastrojos vamos subiendo al Plano rodeando el castillo.
Tras subir las cuestas llegamos a una cabaña de piedra construida no hace mucho tiempo, quizá como atrezzo.
Uno de los escasos encinos que quedan en la zona.
Y un pequeño quejigo con su bellota.
Y muchas aromáticas: romero, tomillos...
Junto a algunas pequeñas flores

Un poco más adelante llegamos a la atalaya del risco, habitualmente usada por los buitres como demuestra que esté llena de plumones y de otros restos blancos.
Al final del Plano alcanzamos una atalaya desde la que vemos a la izquierda Risco desde el que bajaremos para regresar al punto de partida.
Desde aquí las vistas son impresionantes. Una de las piedras parece llevar boina para resguardarse del sol. Esta formación evidencia el proceso de erosión de las Bardenas: el suelo de arcilla se va desgastando y queda a la vista la parte superior de arenisca que, aunque se desgasta, lo hace a una velocidad mucho menor y queda sobre la arcilla como una boina
En el borde del Plano tienen que dejar una parte del cereal sin cosechar porque en esa época los buitres están anidando. Por la misma razón esta parte del recorrido no se puede hacer en primavera.
Justo antes de tomar el camino de bajada nos encontramos con uno de los rebaños de ovejas que pastan la Bardena.
Y vamos  terminando de dar la vuelta alrededor del Castillo de Peñaflor. Por este lado vemos la antigua puerta y ventana del torreón.
Y continuamos encontrando las bellas formas de la erosión.
Continuando el camino vemos al fondo Castildeterra, señal de que vamos llegando al final del recorrido.
Y antes de llegar a la Cabaña de Aguirre nos volvemos a encontrar el curso del agua, sorprendente imagen final de este paseo por el desierto de las Bardenas Reales. En su ribera vemos el verde de los tamarices que contienen la erosión en el fondo de los barrancos.