sábado, 2 de noviembre de 2013

Aintzialde

Paseo por sendas de Aintzialde (Barrio de Arizkun)
No publicada en guías, sin balizar, simplemente hemos hecho un recorrido circular por varias de las pistas y sendas que abundan en el valle.

Comenzamos en recorrido dejando el coche tras subir por la pista que zizzaguea subiendo por el barrio de Aintzialde. Hay un hueco para dejar dos coches al lado de un camino que sube perpendicular a la pista hacia el bosque de haya.
Desde el principio de la subida comenzamos a disfrutar de las vistas de los prados y caseríos rodeados por bosques de robles.
El otoño deja su trazo rojo hasta en las zarzas que rodean la senda.
Casi todos los helechales están ya cortados y amontonados en las metas.
La fuerte pendiente de subida enseguida nos lleva hasta el hayedo que cruzaremos por la senda.
Los troncos de las hayas parecen pintados de verde, aunque parece que la pintura se haya terminado a un metro de altura del suelo.
De vez en cuando la senda cruza un pequeño claroque nos permite ver la altura de las hayas.
Dentro del bosque nos continua sorprendiendo la variedad de tonos verdes y ocres.
El tiempo seco y muy frío de los últimos días hace que veamos pocas setas, sólo alguna rúsula y el cuesco de lobo de la foto.
En cuanto salimos un poco del bosque disfrutamos de vistas con mayor profundidad.


Al final de la subida llegamos a un alto con un prado y una borda de ganado.
La borda es una construcción sencilla y clásica. Los pilares de madera apoyados sobre piedra para que no se pudran con la humedad del suelo. El tejado de tejas y lascas de piedra. Y las paredes de piedra.



Fuera de la borda algún resto de oveja con los huesos bien limpios por los carroñeros.

Detrás de la borda una loma que rodearemos para buscar el camino de regreso.


Bordeando la loma comenzamos a ver el valle de Beartzun.
Seguimos bordeando la loma y aparece abajo Elizondo.
Un solitario acebo nos enseña sus frutos, rojos y muy brillantes.
Bajamos la loma hasta el camino que viene de Beartzun.
Llegamos al camino y lo seguimos hacia la derecha para regresar a Aintzialde.
En la bajada hacia Aintzialde seguimos viendo helechales cortados y robles rodeando el camino.
Y alcanzamos la pista que desandaremos hasta llegar al coche.
Al lado de la pista nos encontramos con los restos de una calera. Suele haber una cerca de cada caserío porque con ellas se obtenía la cal para su construcción.
Hay pocas setas pero encontramos algún ejemplar de coprinus.
Acercando la cámara podemos sorprendernos con las cortinas que conforman el sombrero de la seta.
Después de la excursión nos acercamos a Arizkun donde nos llevamos la sorpresa de encontrarnos el pueblo tomado por una multitud de gente: se celebra el día de la manzana con el que celebran el inicio de la temporada de elaboración de sidra. En la foto vemos cómo preparan la prensa.
Y en las calles una nueva sorpresa: un grupo tocando la alboka. Es éste un curioso instrumento formado por dos cuernos de novillo unidos por un cuerpo de madera. Tiene un sonido parecido al de la gaita y verlo tocar es impresionante porque no paran de soplar: el músico mantiene los carrillos continuamente hinchados y soplan con la técnica que se denomina respiración circular. Vamos, que consiguen respirar sin dejar de soplar, algo impresionante.
Aunque es un instrumento muy tradicional en Euskadi es muy popular en Europa, Africa y parte de Asia. De hecho su nombre, Alboka, procede de la palabra árabe al-buk que significa trompeta.